18 Ago Segundo día de la Ruta Transpirenaica: Costa Brava – Andorra – La Seu d’Urgell
Continúo con mi relato de esta increíble aventura motera desde mi punto de vista de turista paleto que ha salido poco, así que quizá me sorprendan o agraden cosas que a otros con más kilómetros encima no le han gustado nada, pero me parece interesante compartir estas vivencias por si alguien quiere repetir la Ruta Transpirenaica por este recorrido: El segundo día empezamos subiendo desde Palamos dirección Francia y lo más bonito es sin duda la llegada por la Costa Brava y la subida al puerto Portbou, con gran afluencia motera y no es para menos. Va recorriendo los pueblos costeros, hasta llegar en lo alto a la frontera francesa siguiendo la N260.
Paramos a tomar algo en Cerbere, casualidad de la carretera que el nombre sea similar a nuestro inicio en la localidad Cervera de Lleida, pero en esta ocasión no tenía nada que ver con Márquez, es ya entrado en Francia pero al ser una ruta muy frecuentada por moteros, estan muy acostumbrados por aqui a chapurrear español y en carretera coges agujetas por el camino en los dedos de saludar 🙂
Cumplimos la tradición de llenar una botella de agua en el mediterráneo para echarla al final de la Ruta Transpirenaica al otro lado, en el cantábrico. Mi primo aprovecha a darse un baño en la playa francesa, algo que por lo que veo hacen varios moteros que llegan aquí, yo prefiero esperar en el bar sentadito.
Me lo habían contado antes de venir, pero es tan curioso ver como los coches se apartan al paso de las motos, para permitir que les adelantemos con seguridad…. ¡Igualico a España! Se hace extraño y hasta te piden perdón cuando no se han dado cuenta. El mismo respeto que se tiene a las bicis en Francia. No sólo entre conductores sino instituciones que tienen las carreteras muy preparadas para la circulación de ciclistas. Es muy habitual cruzarte con familias enteras sobre dos ruedas, subiendo puertos, aunque como en todos sitios siempre puede aparecer el que se salta las normas y la educación, pero la gran mayoría es muy respetuosa con bicicletas y motos en Francia.
Lo mejor es hacerte un viaje así sin GPS, te da más libertad y no vas tan programado, aunque hay riesgos de perderse continuamente y más de una vez nos ocurre, sobretodo en el interior de algunos pueblos que no sabes muy bien como enlazar con otras carreteras. Habitualmente recurrimos a parar a revisar los mapas de papel, en otras ocasiones preguntamos o como último recurso miramos Google maps en el móvil.
Seguimos carretera hacia Perpiñán, no resulta muy emocionante este tramo pero si lento por lo que paramos a comer en un McDonalds de Prades, mi limitación para comer es también para hacérselo mirar porque no he hecho más que pasta y comidas conocidas… innovar comiendo no va conmigo. Después de Prades pasamos por Vilafranca de Conflent (bonita por ser una ciudad enmurallada) rodeamos Llivia pasando por Font-Romeu.
Llegamos a Andorra por el lado francés, un puerto chulísimo accediendo por Pas de la Casa y pasamos varias estaciones de esquí, por lo que las curvas y carreteras estrechas hacen bajar la velocidad para disfrutar aún más de los bellos paisajes. Muy recomendable esta entrada, aunque en sentido contrario las colas por las aduanas son de más de 10 km. Una locura, vaya desesperación!
Nosotros atravesamos el principado sin parar en ningún pueblo ni tienda, manteniendo la velocidad máxima permitida para evitar la cantidad de radares, aunque los andorranos conducen los coches y las motos como si fueran el mismo Márquez. Es como otro universo pero dedicado al consumismo y al «tax free», aunque ya no haya chollos como cuando hace años iban mis abuelos, pero se nota ese turismo que llega de varios países con la idea de gastar. Curioso, aunque me quedo con los paisajes y los puertos para entrar. Empieza a apretar el calor y tenemos ganas de que lleguen los grandes puertos para refrescar.
La aduana en dirección España también tiene retenciones, pero con la moto «culebreamos» y llegamos a ponernos entre los primeros para ahorrarnos un buen rato de atascos, afortunadamente no nos hacen parar los policías andorranos ni españoles, básicamente por no tener que vaciar los equipajes que van al milímetro cerrados. Aunque para cracks una pareja en moto trail que llegaron hasta la misma aduana evitando el atasco directamente por la acera. No se sí les pararon pero tenían todos números…
Ya no queda nada, tras ocho horas llegamos a nuestro destinó esta noche, La Seu de Urgell. No han sido más de 325 kms pero al ritmo que hay que ir han sido muchas horas, aún así salimos a hacer algo de running al llegar para terminar de cansarnos. Unas cervecitas, cena y a dormir.
La noche la hacemos en «Els Canonges Allotjament», una pensión en el casco viejo de La seu d’urgell. Sin grandes pretensiones cumple su función de buen lugar para descansar, aunque como curiosidad a la mañana siguiente tenemos las motos rodeadas de tenderetes, y es que el mercado se monta justo en estas calles.
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